TENER UN TEAM

El equipo inicial estuvo compuesto por Ana, mis hijas y Jorge, mi yerno.
Mis hijas son cuatro, Camila (21), Lucía (17), Sofía (15) y Estefanía (10). En realidad fueron ellas las que me dieron el empujón final para iniciar la aventura. Sofía me dijo "Papá ya tienes 43, cuánto vas a esperar para abrir la iglesia?". Camila me dijo "Papá tienes que salir de tu zona de confort..." Mi zona de confort era la iglesia donde éramos miembros, el Centro Internacional de Adoración en Cleveland, TN. Allí estuvimos seis años. Trabajamos duro, ayudamos a mi amigo el pastor Miguel Vega en muchas áreas. Yo era su pastor asistente. El siempre supo de mi sueño respecto a plantar una iglesia. Algunas de las personas de la iglesia y de mi grupo de célula también estaban al tanto. Pero "no es el momento", nos decíamos unos a otros. Un día leí en Eclesiastés 11: 14 "El que al viento observa no sembrará y el que mira a las nubes no segará"... es decir el que espera que estén dadas las circunstancias perfectas no hará lo que tiene que hacer. Ahí entendí que el tiempo había llegado. Plantar una iglesia era un item que estaba en nuestra lista familiar de oración desde hacía dos años. La primera reunión formal del team inicial fue en casa. Hubo unanimidad de espíritu y de visión. Pero teníamos un desafío muy difícil por delante: convencer a nuestro pastor que era el tiempo de empezar el proyecto y salir de la iglesia sin traumas y sin conflictos.

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