Puede imaginarse a Jesús parado detrás de la silla presidencial de Herodes o de Pilatos orando por las autoridades gubernamentales? No, verdad. Sin embargo me confunde ver la apresurada disposición de muchos líderes evangélicos en dar apoyo a ciertos candidatos políticos, especialmente a aquellos que tienen potencial de ser presidentes. Observo a veces una extraña y apurada fascinación en salir en la foto orando por el presidente en la Oficina presidencial. Después resulta que el presidente aparece envuelto hasta la coronilla en casos de corrupción, es descubierto en un festival de mentiras e insultos a sus rivales o acostándose con estrellas del cine para adultos. No sólo en países del primer mundo, también en la América morena. Es increíble la lista de presidentes, ex presidentes y vicepresidentes que están siendo encarcelados por corrupción. Uno detrás de otro. La verdad es que los evangélicos hemos apoyado a candidatos por una variedad de razones, pero en algunos casos hemos tenido en cuenta más sus promesas que su vida personal. Por otro lado, en algunos países candidatos cristianos probos y santos, no han tenido el apoyo ni de los mismos cristianos. Si, hay que involucrarse en la vida de la comunidades y ser sal y luz de la tierra. Hay que orar por las autoridades. Pero tenemos que dedicarnos a la misión que Cristo nos dejó y no apresurarnos en salir en las fotos.
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