CON EL ALMA CANSADA
La pasada semana el Rev. Howard-John Wesley pastor principal de la Iglesia Bautista Alfred Street en Alexandria, VA sorprendió a su congregación al anunciar su renuncia temporal al ministerio explicando que se “sentía cansado, vacío y lejos de Dios.” “La gente piensa que porque trabajas para Dios siempre estás cerca de Dios y que cuanto más ocupado estás más importante eres. Eso no es así.” dijo el Rev. Wesley.
Alfred Street Baptist es una iglesia histórica con más de 10,000 miembros y es pastoreada por Wesley desde 2008. “Es muy peligroso tratar de llenar las vidas de las personas cuando tu propia copa está vacía”, expresó el pastor informando que se va a retirar para un tiempo sabático donde recuperarse emocional y mentalmente. “Mi cansancio no es algo que se pueda resolver durmiendo bien una noche. Mi alma está cansada.”
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Una vez más este tipo de noticias va a despertar el juicio rápido de los talibanes que levantarán su dedo acusador. Dirán que un verdadero pastor, si es llamado nunca puede llegar a ese estado y toda esa lista de declaraciones apresuradas y fáciles al estilo de Poncio Pilatos. Pero la realidad nos sigue abofeteando en el rostro. Se espera que un buen pastor cuide a todos, aunque nadie cuide de él. Es como creer que un médico por ser médico, nunca se va a enfermar y si se enferma no es un buen médico. Ridículo. Los pastores no deben creer que son de hierro y la gente no debe esperar que lo sean. Un pastor que no toma vacaciones es presa fácil para un diablo que nunca descansa. Entre tantos ministerios que la Iglesia local tiene debería haber uno que se ocupe de cuidar al pastor, su salud emocional y física. Sus finanzas, su familia, su descanso, sus luchas y sus desafíos. Mi iglesia me cuida muy bien, pero conozco colegas que luego que han sido exprimidos como un limón, son descartados, reemplazados y olvidados. Las compañías seculares cada vez tienen más claro que el capital más valioso que tienen es su personal. La iglesia también debería saberlo.
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