LA VACA ATADA

En mi barrio hay un refrán que dice que "nadie tiene la vaca atada". Significa que, considerando a la vaca como un bien de alto valor, de ella se obtiene leche, carne y demás, si no la cuidas la pierdes. En otras palabras, hay oportunidades que se te pueden escapar, privilegios que puedes perder, recursos que pueden desaparecer, influencia que se puede desvanecer. Nadie tiene la vaca atada. Lo que no cuidas, lo pierdes. Esto aplica en muchas áreas de la vida.
Es un grave error creer que porque yo soy "fulano de tal", eso no me va a pasar. "Tengo tantos años en esto, no lo podrán hacer sin mí." Algunas veces creemos que las cosas no van a ocurrir simplemente porque nosotros pensamos que no van a ocurrir. Creemos que nuestra manera de pensar es la correa que ata la vaca. O el tiempo que hace que estamos en un cargo, o la trayectoria o los galardones obtenidos. Es una falsa seguridad. La vaca, cualquiera cosa que signifique, está suelta y sólo se quedará en tu finca si la cuidas bien. Pero siempre hay un cabezón que para que no se le escape, quiere secuestrar la vaca. Las oportunidades, la influencia, el favor de la gente y sobretodo el favor de Dios, no se pueden secuestrar. Estará sobre ti si lo aprecias, si entiendes lo que significa, si lo honras. Todo lo que no honras se alejará de ti. Saúl una vez fue lleno del Espíritu Santo y profetizaba, pero terminó siendo un rey arruinado por los celos, el resentimiento y la sed de venganza. Sansón terminó siendo "san sonso". Salomón una vez el rey más sabio y próspero, arruinó a una nación. Es que las actitudes son más importantes que las intenciones. A Dios no lo impresiona tus intenciones. Si quieres cuidar la vaca, cuida tus actitudes. Vivimos en un tiempo muy volátil. Los cambios son rápidos e imprevisibles. El viento sopla de donde quiere. La necedad, la autosuficiencia, el orgullo, el deseo de control, el temor a los cambios y la duda son una ejército de langostas feroces que se van a comer tu cosecha. Cuida tu unción, aviva el fuego del don que hay en ti, sé jugador de equipo. La humildad es más fuerte que el orgullo. La actitud es tan peligrosa como el pecado. La diferencia es que para el pecado hay remedio. Cuida tus oportunidades, honra tus privilegios, aprecia lo que tienes, desarrolla lo que se te ha confiado. La vaca está suelta.

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